LA COMPOSICIÓN QUÍMICA DE LOS SERES VIVOS: UNA MIRADA HISTÓRICA, SEGÚN ISAAC ASIMOV
Asimov, I. Breve historia de la Biología, Buenos Aires, Editorial Eudeba, 1975, pp. 75-79.
El químico sueco Jöns Jacob Berzelius (1779-1848) sugirió en 1807 que las sustancias obtenidas de organismos vivos (o que antes lo fueron) debían de nominarse “sustancias orgánicas”, mientras que las demás debían considerarse “sustancias inorgánicas”. Pensaba que si bien era posible transformar con relativa facilidad las materias orgánicas en inorgánicas, la transformación en sentido opuesto sólo era posible mediante un proceso vital.
[...] Pero esa creencia no duró mucho tiempo. En 1828, el químico alemán Friedrich Wöhler (1800-1882) investigaba los cianuros y sus derivados, sustancias que se consideraban inorgánicas. Calentando cianato de amonio observó sorprendido la presencia de cristales. Al analizarlos, comprobó que se trataba de urea, el componente sólido más importante de la orina de los mamíferos, que se consideraba decididamente un compuesto orgánico.
[...] El desarrollo de técnicas analíticas apropiadas, en las primeras décadas del siglo XIX, permitió a los químicos descubrir que los compuestos orgánicos se hallan constituidos principalmente de carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. Pronto lograron combinar dichas sustancias de modo que los compuestos resultantes tuviesen las propiedades generales de las sustancias orgánicas, pero sin llegar a encontrarse en los organismos vivos.
[...] Los compuestos orgánicos sintetizados por los químicos durante el siglo XIX eran relativamente simples. En los tejidos vivos existen sustancias demasiado complejas para poder ser sintetizadas por los químicos de la época.
[...] En 1827, el médico inglés William Prout (1785-1850) clasificó por primera vez, específicamente, dichos compuestos en tres grupos generales. Actualmente se los denomina “hidratos de carbono”, “lípidos” y “proteínas”.
[...] El desarrollo de la química orgánica favoreció la concepción evolucionista .Todas las especies vivientes estaban constituidas por las mismas sustancias: hidratos de carbono, lípidos y proteínas. En rigor de verdad, dichos componentes variaban según las especies, pero las diferencias eran mínimas. Así, aunque la palmera
y la vaca eran seres totalmente distintos, la grasa de los cocos y la de la leche diferían sólo en pequeños de talles.
Además, los químicos del siglo XIX comprendieron claramente que la complicada estructura de los hidratos de carbono, lípidos y proteínas podía reducirse en el transcurso de la digestión a derivados relativamente simples (a modo de “ladrillos” para la construcción de compuestos más complejos). Los compuestos estructurales eran idénticos en todas las especies y sólo parecían diferir en algunos detalles de combinación. Un ser vivo puede alimentarse de otro totalmente diferente (así, un hombre puede comer una langosta de mar, o una vaca comer pasto), pero las complejas sustancias de los alimentos se reducen a compuestos estructurales que poseen tanto el que ingiere un alimento como el alimento ingerido. Dichos compuestos estructurales son absorbidos para volver a transformarse en sustancias complejas en el interior de los organismos que se alimentan.
Desde el punto de vista químico, parecería que todo lo que posee vida es idéntico, a pesar de las diferencias exteriores. Si esto es así, entonces los cambios evolutivos de una especie a otra serían meras cuestiones de detalle y no representarían cambios fundamentales. Este punto de vista hizo más plausible el concepto de evolución, aunque no estableció por sí mismo dicho concepto.
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Luego
de leer “La composición química de los
seres vivos: una mirada histórica, según Isaac Asimov”, respondan
teniendo en cuenta el texto y el análisis de las etiquetas de alimentos:
1 ¿Por qué
creés que cuando analizamos los materiales que componen a los alimentos nos
encontramos con tantos en común?
2 Si los alimentos no estuvieran hechos en mayor
proporción de seres vivos, ¿los considerarías alimentos? ¿Por qué?
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